ANKARA – El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, adoptó un tono sobrio, poco característico de sus tradicionales discursos electorales, en el balcón de la sede de su partido en Ankara a primera hora del lunes. Las elecciones locales del domingo a nivel nacional le habían dado a él y a su gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) un raro golpe electoral.
“El 31 de marzo no marca un final para nosotros, sino un punto de inflexión”, afirmó. "Nueve meses después de nuestra victoria en las elecciones de mayo, lamentablemente no pudimos obtener el resultado que queríamos y esperábamos en las elecciones locales", dijo a la multitud que coreaba. “Mantente firme, no estés triste; esta nación está detrás de ti”.
“Haremos nuestra autocrítica con valentía”, añadió.
Por primera vez desde su creación en 2001, el porcentaje total de votos del AKP cayó un 2% por debajo del del principal opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP), que obtuvo el 37,74% de los votos a nivel nacional, según los resultados preliminares. El CHP no sólo reforzó su control con victorias aplastantes en las metrópolis más grandes, incluidas Ankara y Estambul, sino que también capturó 16 provincias que antes estaban controladas por el AKP o sus partidos aliados.
